jueves, noviembre 20, 2014

Y cual novela latinoamericana viví una relación prohibida, eso que no debe pasar: juntar a ricos y pobres, al principio creímos cual ilusos que si no nos importaban esas diferencias, todo iría bien, la realidad fue otra, El peso de la ley no escrita: el poder económico nos penalizó por osar juntar lo que no está predestinado a estar junto (según la sociedad), y resistimos..., y resistimos... y el ciclo se repitió infinidad de veces en un tiempo asquerozamente corto hasta que el uno de ellos se rindió a las presiones, dando por terminada esa historia de novela, esa historia que no debe suceder... o será castigada. Como todo buen final, aparte de amargo tuvo un toque de dulzura y como todo en mi vida, pasa algo bueno y algo malo a la vez. La pregunta del millón: ¿Es el león como lo pintan?

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