A veces uno se queja de sus desgracias si es que se les puede llamar así, pero luego, la vida te hace ver que hay otras personas en peor situación.
A mi me tocó vivirlo hoy...
Todos los días rumbo a mi trabajo veía a una anciana vender periodicos, con sus pasos lerdos pero con el ánimo de ganarse de forma decente el pan día a día.
El día de hoy fue diferente; allí estaba la anciana... pero había una gran diferencia:
le faltaba una pierna y andaba en muletas; siempre con la intención de vender su periódico a pesar de todo.
Yo quejandome de mi desventura amorosa... y esta mujer enseñandome una lección de vida, que debemos valorar lo poco que tenemos.
miércoles, junio 21, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario